El Hijo se deja llevar por la marea. La Mujer no lo busca porque sabe que él ya está en casa. Inspira aire salado, cierra los ojos y observa cómo camina hacia el fondo. Ella se sacia los bolsillos de arena caliente porque ahora, cada uno de esos granos, también son su descendencia.


Ilustración Estudio Rebombo
Texto Thais Gamaza

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