La obra de Alberto Millán parte de la narración como forma de explorar la relación entre memoria, cultura y territorio. Sus composiciones reinterpretan fragmentos de la vida y la historia andaluza desde una mirada onírica, en la que se funden observación e imaginación. Mediante el uso de medios digitales junto con la fisicidad de la tinta y el acrílico, tiende un puente entre la ilustración tradicional y el lenguaje contemporáneo. Cada pieza funciona como un relato visual que invita a habitar un espacio entre lo familiar y lo soñado, donde la memoria personal y la colectiva se entrelazan.




